El SPC o covid persistente repercute en la capacidad laboral, la duración de la IT o el retorno al trabajo. Te explicamos cuáles son los síntomas más comunes
El Síndrome Post COVID (SPC) o covid persistente repercute en la población trabajadora en su capacidad laboral y ha condicionado la prolongación de la incapacidad temporal. También ha afectado al retorno al trabajo. Desde USO entendemos necesario conocer cuánto y hasta cuándo los trabajadores van a sufrir estas limitaciones para prolongar su protección.
Hasta marzo de 2021 se habían producido en España 1,23 millones de bajas por contagio por covid-19 (33,24% del total de bajas) y 2,53 millones, por aislamiento. La incidencia fue diferente por sectores de actividad, destacando la actividad sanitaria como sector más afectado -en 2020, 119.794 bajas por infección y 211.952 por contacto o aislamiento-.
El procedimiento de actuación para los servicios de prevención de riesgos laborales frente a la exposición al virus se verá nuevamente modificado para adecuarse a los nuevos conocimientos sobre el covid persistente, además de establecer nuevos escenarios y niveles de exposición al contagio respecto a las personas vacunadas.
¿Qué es el SPC o covid persistente?
Se entiende por SPC la persistencia de síntomas 12 semanas después de superada la fase aguda del covid-19. Este puede dar lugar a más de 50 síntomas, que se presentan de forma múltiple en la mayoría de las ocasiones. Los síntomas más limitantes, en cuanto a su repercusión en el ámbito laboral, son:
- En la esfera física: la fatiga la astenia, la disnea, la afonía, la tos o las artralgias.
- La ansiedad, la depresión, el insomnio y el trastorno de estrés postraumático, en la esfera psíquica.
- En el ámbito neurológico: “la niebla mental”, desorientación, olvidos, confusión y dificultad para concentrarse, cefaleas, y crisis epilépticas.
- En la esfera cardiovascular: taquicardias o edemas.
- Otros síntomas como dolores musculares, pérdida del olfato o malestar general.
Necesidad de un protocolo específico
El covid persistente es una nueva patología que condiciona la prolongación de los períodos de incapacidad temporal por infección, dando lugar a limitaciones funcionales que perduran semanas o meses tras la misma.
Estas limitaciones pueden ocasionar un retorno laboral dificultoso, por lo que se precisa un protocolo específico para la adecuada valoración de la incapacidad laboral, de las limitaciones funcionales y de la aptitud laboral al momento de evaluar el alta médica, evitando un retorno laboral no saludable.
Se habría de facilitar la reincorporación al puesto de trabajo adaptándolo para una integración preventiva y efectiva, reduciendo las exigencias en tiempo y carga física y/o mental de forma temporal, procediendo a una incorporación saludable, efectiva y duradera.
Además, la colaboración en la incapacidad temporal de los servicios de prevención es fundamental en la toma de decisiones en el mantenimiento de la baja y o la emisión del alta, realizando una valoración exhaustiva del caso concreto. Los casos límite entre lo incapacitante o no, es decir esos supuestos con síntomas difusos o de mayor dificultad de objetivar su limitación funcional como la fatiga; astenia; sensación de falta de aire; trastornos del ánimo, adaptativos, de la atención, de concentración, del sueño; los mareos, las artralgias o las mialgias, son el mayor conflicto con que se encuentra el personal médico.
Las pruebas diagnósticas, funcionales o analíticas no concluyentes también dificultan la evaluación objetiva de los síntomas del SPC, lo que no es incompatible con tener limitaciones funcionales y que impidan desarrollar el trabajo. En este sentido, se necesita más tiempo e investigación para comprender los efectos a largo plazo del covid-19: por qué persisten o vuelven a aparecer síntomas; cómo y a quiénes afecta y la evolución clínica y la probabilidad de una recuperación completa.
Hasta ahora, lo que se conoce es que la persistencia de los síntomas se resuelve entre los 3-6 meses tras la fase aguda. Aunque algunos síntomas pueden ir más allá de este plazo. La duración de la incapacidad temporal por el covid persistente deberá adecuarse a la intensidad de los síntomas y al trabajo que se desempeña.
Por ello, es necesario evaluar específicamente los síntomas más habituales de esta patología que conllevan una mayor dificultad para un retorno laboral saludable. Entre estos destacan el cansancio extremo; la dificultad para respirar; el dolor de pecho; los problemas de memoria, atención y función ejecutiva; problemas psicológicos; las palpitaciones; los mareos o el dolor en las articulaciones. Un momento crítico de la valoración de la capacidad laboral tras una IT por covid-19 se da al evaluar el alta médica que pone fin a la prestación y supone la obligación de la reincorporación al puesto de trabajo. Por este motivo, desde USO solicitamos una nueva modificación del procedimiento ya que se dan muchos casos, por ejemplo, en hospitales, en los que las personas requieren volver a su puesto de trabajo y no les dan el alta médica; otras que no pueden ser reubicadas en puestos de trabajo sin posible contacto y, otras que están vacunadas y tienen la patología subyacente compensada. Así, es necesario articular una nueva modificación del procedimiento que incluya a los vacunados y un protocolo de vigilancia de la salud para los efectos tardíos de la infección.