PASOS PARA LA VUELTA A LA RUTINA

Para muchas personas el día 1 de septiembre significa la finalización de las vacaciones y la vuelta a la rutina. Esto puede provocar lo que se denomina síndrome postvacacional y se manifiesta como un malestar físico y emocional a la hora de volver a las obligaciones diarias.

Puede suponer un rendimiento laboral menor y complicaciones de la persona afectada en el entorno, como el aumento de discusiones con sus allegados. “Las personas más propensas a sufrir el síndrome postvacacional son aquellas que tienen una menor resistencia ante la frustración, los trabajadores que disfrutan de vacaciones más largas, trabajan en un entorno desagradable, no les gusta su trabajo o se consideran poco valorados por sus superiores”, explica María García, psicóloga de Blua de Sanitas.

Si bien, el síndrome postvacacional no es una patología como tal, sino un trastorno adaptativo, la persona que lo sufre presenta una sintomatología similar al estrés. Se trata de un período de tiempo aproximadamente de quince días en los que el trabajador experimenta este tipo de molestias psíquicas que, en modo alguno, se deben de minimizar y que, por el contrario, exigen proyectos psicoterapéuticos específicos para prevenir un posible estrés crónico que pudiera tener graves repercusiones cardíacas. Sin este tipo de proyectos y programas de intervención psicoterapéutica, el empleado que trabaja en un ambiente tenso rinde menos, enferma y, a largo plazo, cuesta mucho más (especialmente en lo relativo a su salud personal).

Por ello, María García, psicóloga de Sanitas aconseja seguir estos pasos para combatir el desasosiego de volver a la rutina:

1. Regresar antes de vacaciones: Es muy útil retomar las rutinas y los horarios, algunos días antes de volver a trabajar, para que el cambio no resulte tan brusco.

2. Acometer las responsabilidades progresivamente: Se pueden ir marcando pequeños objetivos y aumentarlos progresivamente. El tiempo de adaptación debe ser entendido de manera coherente.

3. Empezar o retomar las rutinas deportivas: El deporte genera endorfinas que mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés. Por lo que, puede resultar una gran ayuda.

4. Dormir lo acostumbrado antes del verano: Es importante regular los ritmos de sueño lo antes posible y cumplir con las ocho horas recomendadas.

5. Iniciar nuevas rutinas y actividades fuera de la oficina: El objetivo es mantener la mente despierta y fomentar las ilusiones y los retos personales, más allá del horario laboral.

Cualquier cuadro de estrés disminuye considerablemente la calidad de vida y el rendimiento de quien lo padece. Si a pesar de todo lo anterior se presenta este problema, la ayuda de un especialista puede ser muy importante. Aportará esa ayuda necesaria, que en ocasiones podrá ser farmacológica, sobre todo si se presentan problemas de ansiedad o de insomnio.

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